martes, 2 de febrero de 2010

PENSANDO EN LA MUERTE

Vivimos inmersos en el presente pero en un presente que no es un presente instantáneo sino que tiene alguna duración, en cada momento estamos intentando realizar proyectos de futuro apoyándonos en nuestra experiencia pasada, Para el aficionado al futbol vivir en el presente significa discutir sobre el partido del domingo pasado e intentar predecir lo que ocurrirá en él del próximo, A veces vivimos literalmente al día, a veces nuestro horizonte es el final del curso o las vacaciones o el balance anual de resultados.
A veces, pocas veces, ampliamos la perspectiva ¿Y cuando haya conseguido este objetivo que mas me propondré, hasta donde podré llegar…? y alargando el limite temporal nos damos cuenta de que todo nuestros proyectos tienen un final en el tiempo, que tenemos un limite absoluto que es la muerte. A partir de esta constatación es posible, aunque no seguro, que iniciemos una reflexión sobre el sentido de nuestra existencia.
Otras veces la idea de la muerte nos asalta directamente. Entramos con el coche en la autopista y se nos ocurre que podríamos tener un accidente mortal, Sentimos un dolorcito en un costado y pensamos que quizás sea un síntoma de un infarto inminente. En buena medida estos pensamientos tienen un contenido positivo, es evidente que el pensar en la posibilidad de un accidente nos impulsa ser mas prudentes conduciendo, que el miedo a un posible infarto nos impulsa a visitar al médico y a que éste nos aconseje una dieta y una vida mas regular y mas sana pero también es evidente que el tener a menudo pensamientos de este tipo, que la obsesión con la posibilidad de la muerte, tiene un carácter malsano incompatible con una vida satisfactoria.
Y hay todavía ocasiones en la que la imagen de la muerte se nos hace presente en forma brutal e ineludible y es cuando se produce la muerte de alguien próximo y querido: cónyuge, padres, hermanos, amigos... Recuerdos que ya no podremos compartir, o proyectos que no se llevarán a cabo, sentimientos de agradecimiento o de culpa por no haber sabido o podido expresar nuestro afecto o responder a sus expectativas, Y unido a todo ello el misterio de la muerte que deja sin sentido a tantos proyectos y que un día también nos afectará a nosotros
Y queda todavía una última ocasión en la que la idea de la muerte se nos hace presente, y esta vez en forma ineludible, y es cuando la gravedad de unos síntomas o el diagnóstico de un médico nos informan de que nuestro fin está próximo. Miedo ante el dolor y ante lo desconocido, frustración por los planes que hay que abandonar, sensaciones de impotencia y de abandono…
Resumiendo. Normalmente, por suerte para nosotros, vivimos plenamente en el presente, ocupados en realizar proyectos a corto plazo lejos por tanto de la idea de la muerte pero por una razon u otra en algun momento su recuerdo y su presencia se nos hacen inevitables y nos vempos obligados a pensar sobre ella.
La vida tal como la conocemos, la vida de cualquier ser vivo, protozoo o bacteria, vegetal o animal, implica la muerte hasta el punto de que un biólogo pudo decir que llamamos vida al conjunto de funciones que resisten a la muerte. El individuo de cada una de las especies de los seres vivientes tiene un ciclo vital que comienza con un ascenso hasta llegar a una plenitud más o menos duradera y seguida de una decadencia al final del cual muere. A lo que podemos añadir que también puede morir por accidente en cualquier momento de este trayecto. El ser humano como todos los seres vivos es mortal pero, a diferencia de todos los demás seres vivos, el ser humano no solo es mortal sino que lo sabe y es conciente de su mortalidad. De manera que puede vivir su vida como una explosión de vitalidad, puede ajustar sus ambiciones a las posibilidades que le ofrece cada momento de su desarrollo. pero al mismo tiempo sabe que todos sus proyectos acabarán con la muerte y, de una manera u otra, se esfuerza por encontrar algún sentido a esta contradicción,
Y el hombre no existe solo sino que forma parte de una sociedad que tiene una determinada cultura que se mantiene y evoluciona a lo largo de una historia. Todas las sociedades y todas las culturas han procurado explicar de alguna manera la muerte y han propuestito formulas para enfrentarse con ella. Así lo han hecho todas las religiones y así lo han hecho los grandes sistemas filosóficos, Y los moralistas han intentado deducir normas de comportamiento que den sentido a nuestra existencia mortal y nos permitan enfrentarnos serenamente con la muerte. Pero cada generación ha de plantearse las mismas preguntas y cada individuo humano ha de rehacer por su cuenta el esfuerzo de encontrar sentido a la contradicción,
Vaya por delante que no tengo la respuesta al enigma y que en estas páginas no pretendo exponer ni justificar una determinada interpretación, Creo en cambio que el tema de la muerte como el del dolor y el de la injusticia y el del mal a todos nos afectan y a todos, en alguna medida, nos preocupan y creo que es posible hablar serenamente sobre ellos y ayudar así a que cada cual se forje sus propias opiniones. Es lo que intentaré hacer.

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