domingo, 22 de abril de 2007

EL SENTIDO DE LA HISTORIA

Acostumbramos a situar los orígenes de nuestra cultura occidental en Grecia. Y efectivamente allí surgieron, entre otras cosas, el conocimiento científico y su culminación en la reflexión filosófica como formas superiores del conocimiento. También existieron en Grecia historiadores pero para los griegos la historia no era un conocimiento racional, un conocimiento por las causas, y no podía hablarse por tanto, de una filosofía de la historia. Lo que era racional era el cosmos, la naturaleza, mientras la historia era mas bien un arte. Un arte que como la tragedia o la comedia nos puede ayudar a entender la naturaleza de los hombres, y su manera de comportarse, mejor quizás que la psicología y la sociología en nuestros días, pero el comportamiento humano es un comportamiento repetitivo que puede encontrarse en todos los lugares y en todos los tiempos. En una historia entendida como un conjunto de relatos no cabe hablar de un sentido de la historia.La primera manifestación de una historia con argumento, con principio y final, es La Ciudad de Dios que escribió San Agustín en el siglo VI para responder a las acusaciones de que el cristianismo había provocado la decadencia de Roma. Agustín presenta la historia de la humanidad como una lucha entre el bien y el mal en el que la encarnación de Cristo ocupa un lugar central. A partir de su enseñanza los cristianos, reunidos en una iglesia, se esfuerzan por realizar en este mundo el reino de Dios. Por supuesto las ideas de S Agustín derivan directamente de la Biblia y de la tradición judía. La historia de la humanidad empieza con una falta y con el pacto que Dios hace con el pueblo elegido, pueblo que a lo largo de la historia a través de innumerables caídas y de innumerables alejamientos no deja nunca de esperar. Adviértase, porque es el dato principal, que para los griegos el tiempo o era indefinido e informe como el de la física aristotélica o era, como para Platón, circular y repetitivo, imagen móvil y degradada de la eternidad. Para Agustín, en cambio, tanto el tiempo de cada hombre como el tiempo de la humanidad, tienen un principio y tienen un fin y avanzan en una dirección. Y además, tanto el tiempo del hombre como el tiempo de la humanidad tienen momentos singulares en los que pueden entrar en contacto con la eternidad.Esta visión teológica de la historia, entendida como la espera y la expansión del pueblo de Dios hasta comprender a toda la humanidad en su ascenso hasta la plenitud, es asumida por la Iglesia y forma parte de la predicación popular, atribuyendo éxitos o fracasos colectivos a la intervención divina. Pero en cambio no forma parte de la filosofía escolástica que es fiel a sus raíces griegas y entiende que el cosmos es el cosmos natural y deja de lado la historia. Siglos mas tarde los filósofos racionalistas se sitúan exactamente en la misma línea, “Deus sive natura”, “Dios o sea la naturaleza” dirá lapidariamente Spinoza en el siglo XVII, pero no se le ocurre decir: “Dios o sea la historia”. Aun tendrá que llover bastante antes de que esto ocurra.Así podemos decir que la ilustración secularizó la idea medieval de la realidad poniendo a la razón en el lugar de Dios. En el orden del conocimiento la operación no plantea especiales dificultades, para explicar cualquier acontecimiento natural basta con acudir a la ciencia y la explicación se puede extender a los acontecimientos históricos. Voltaire, ante el horror suscitado por el terremoto de Lisboa, exclama que basta esto para desacreditar la existencia de un Dios providente. Para él es evidente que el terremoto ocurrió por causas totalmente naturales que la ciencia ha de aclarar. Y de la misma manera debería aclarar las causas de las acciones humanas. La dificultad está en que la ciencia postula un determinismo absoluto mientras el credo ilustrado afirma la libertad humana, ¿cómo se compagina el determinismo con la libertad?, ¿Cómo se compagina el determinismo con el progreso? Los ilustrados no se detuvieron ante esta dificultad ni elaboraron una filosofía de la historia. Esta será la tarea del siglo XIX.A comienzos del siglo XIX los cambios sociales y políticos se suceden vertiginosamente y el horizonte mental de los europeos se ha ampliado además para incluir culturas muy alejadas en el espacio y en el tiempo. La perspectiva histórica se hace preponderante para explicar la realidad. Por ejemplo la lingüística, tradicionalmente descriptiva y normativa, se hace histórica y comparativa. Pero el hecho principal es que es la propia realidad histórica la que se convierte en motivo principal de reflexiónA Hegel le corresponde el protagonismo principal en esta operación. Para Hegel toda la realidad, incluso la realidad última, el espíritu absoluto, es histórica, y se despliega en el tiempo en forma dialéctica a partir de una oposición originaria entre ser y no ser y a través de una serie de oposiciones entre tesis y antitesis que conducen a nuevas tesis y a nuevas oposiciones y a nuevas síntesis hasta culminar en el reencuentro del individuo con la especie humana y, en último término, del espíritu consigo mismo.Darwin, unos años después, ofrece una explicación evolutiva y por tanto histórica del conjunto del conjunto de los seres vivos y con ello de la aparición del hombre. A diferencia de Hegel que construye un sistema filosófico Darwin pretende atenerse al modelo de la explicación científica y por tanto propone explicaciones estrictamente causales entendiendo por causa el antecedente eficaz, con exclusión expresa de cualquier referencia a la finalidad. El que la evolución hiciese innecesaria una intervención directa de Dios en la aparición de cada especie viviente. y no digamos en la aparición de la especie humana, situó su teoría al margen de la enseñanza tradicional de las iglesias cristianas y bastó para asegurarle la simpatía de los progresistas y el recelo de los conservadores. Un recelo que en alguno ambientes todavía dura. Pero el hecho de que periódicamente aparezcan libros que reivindican la doctrina de Darwin no responde a este recelo, sino al hecho de que a pesar de que la doctrina evolucionista admita solo argumentos deterministas, del orden de “la necesidad y el azar” para explicar el surgimiento de especies vivas cada vez más complejas, sus propios expositores no pueden resistir la tentación de presentar el proceso que va de la primera célula al hombre, como un progreso en una dirección determinada, lo que de alguna manera implica una finalidad. Algo que, en algunos lugares, el propio Darwin parece hacer y que, en sus días, sus divulgadores hacían con un gran entusiasmo.Y no estará de mas recordar que si la evolución parece demostrar la existencia de una “flecha de tiempo” que avanza en una dirección y no al contrario por aquellos mismos años la termodinámica llegaba a la misma conclusión, el tiempo físico, en su conjunto, no es reversible. Irreversibilidad que está en la base de la teoría del “big bang”.Marx es un discípulo directo de Hegel, aunque pretenda hacerle bajar del cielo a la tierra convirtiendo su filosofía dialéctica en un materialismo dialéctico”, si es que esta extraña alianza de palabras significa algo. La historia contada por Marx, la historia de la lucha de clases, es una historia dialéctica y progresista que tiene el carácter de un progreso moral, pues las sucesivas rebeliones contra las situaciones de opresión constituyen luchas a favor de una mayor libertad y en definitiva luchas del bien contra el mal. El parecido con la interpretación judaico-cristiana de la historia es mayor todavía que en Hegel. La historia dela humanidad empieza por un estado de armonía roto por un pecado original, la opresión del hombre por el hombre. A partir de aquí la historia avanza a través de sucesivos enfrentamientos y crisis hasta llegar a una confrontación última, la confrontación que lleva al proletariado al poder. Pero el proletariado tiene una curiosa, y poco notada, similitud con la figura de Cristo que estando limpio de pecado asumió el dolor del mundo. El proletariado, porque ha sido explotado hasta el limite absoluto, ha perdido toda posibilidad de ser egoísta y por ello de su triunfo no se pueden derivar nuevas injusticias. Aunque si es cierto que una vez instalado el proletariado en el poder todavía quedará por recorrer un largo camino hasta conseguir el hombre nuevo e instaurar el comunismo real. De la misma manera que, después de la venida de Cristo, los cristianos agrupados en la Iglesia deben esforzarse para conseguir que sea toda la humanidad se convierta en la Ciudad de Dios que anunciaba San Agustín. Y cuando esto ocurra, cuando llegue el milenio, desaparecerá la Iglesia confundida con la humanidad y apacentarán juntos el león y el cordero. De la misma manera cuando se implante el comunismo real desaparecerá por innecesario el Estado y con él el partido comunista que lo ha promovido.La similitud es mayor si se tiene en cuenta que para San Agustín la existencia de un ser humano adquiere sentido en el momento de su conversión, lo que significa a la vez descubrir a Dios en su amor e incorporarse a la Iglesia asumiendo su proyecto en la historia. De manera parecida para el comunismo un hombre da sentido a su vida en el momento en que se incorpora al partido y asume su proyecto histórico. A la afirmación lapidaria de Agustín de Hipona: “fuera de la Iglesia no hay salvación” se corresponde la más retórica de Lenin: “el que se separa de la línea del partido cae en la cloaca de la historia”.El triunfo de la revolución rusa y el establecimiento del estado soviético despertaron muchas esperanzas, no solo entre los que compartían el credo comunista sino entre todos los que consideraban que el progreso social avanza dando satisfacción a las reivindicaciones de los oprimidos. Y aunque muy pronto los excesos del nuevo régimen le alienaron las simpatías de los que no estaban dispuestos a renunciar a las garantías democráticas en nombre de un supuesto progreso social, en muchos ambientes, y muy especialmente entre los intelectuales, se mantuvo la impresión de que lo que ocurría en Rusia respondía al sentido de la historia y que, tarde o temprano, los excesos se corregirían y el régimen se humanizaría. Una impresión que los hechos se encargarían de desmentir lo que ha provocado una desorientación general.Hubo, sin embargo, mentes más clarividentes que ya, antes del fracaso final, intentaron pensar como mantener el sentido de la historia, que Marx creía haber descubierto, sin sacralizar por ello el Estado Soviético. Walter Benjamín había partido de un progresismo de raíz kantiana que permitía esperar la llegada del socialismo por un desarrollo natural indefinido pero lo había superado afirmando el carácter singular del presente como posibilidad revolucionaria, como posibilidad de contacto con la eternidad. Pronto se había convencido de que la revolución rusa no era el comienzo del milenio y a partir de entonces, su gran problema, como él de todos nosotros, dirá años después Lowental, era el de encontrar las categorías adecuadas para pensar la orientación al futuro.Y sigo citando a Lowental, miembro destacado del aescuela de Frankfurt y como todos ellos marxista y judio, “El motivo mesiánico que tiene raíces profundas en la metafísica y en la mística judía tuvo un papel notable en Benjamín, y probablemente también en Bloch, y en Marcuse y en mi mismo. Horkheimer decía a menudo, en sus últimos años, que había que atenerse, al dogma judío según el cual el nombre de Dios no podía pronunciarse, ni tan solo escribirse. El nombre y el reino de Dios todavía no se ha cumplido y quizás nunca se cumplirá. No nos corresponde a nosotros decidir si, y cuando y como se cumplirá para otros que vendrán después de nosotros. El momento de lo que es indecible, y quizás inalcanzable, pero que incluye la esperanza de su realización esta idea es profundamente judía y es sin duda un motivo principal en mi pensamiento y también en él de mis amigos y con seguridad en él de Benjamín, él mismo un ejemplo luminoso del deber ineludible de la esperanza, una esperanza que solo nos es dada por aquellos que no tienen esperanza”En realidad Lowental con estas últimas frases recoge el mensaje de la obra de Bloch El principio esperanza: el auténtico sentido de la historia es el esfuerzo, siempre inacabado y siempre recomenzado, por hacer una sociedad mas justa y mas humana. Y nuestra existencia adquiere sentido en la medida en la que asumimos esta tarea como si de nuestro esfuerzo dependiese todo su cumplimiento.Con esto hemos cerrado el círculo abierto con la referencia a San Agustín. La historia tiene una dirección y un sentido y este sentido es la lucha por una mañana mejor. Pero no hay momentos singulares que nos instalen en la eternidad ni instituciones detentadoras de la verdad que nos puedan marcar el camino. Solo nuestra responsabilidad por el instante presente y por nuestra situación concreta, solo nuestra solidaridad con los desposeídos y con los que sufren, solo la afirmación tenaz de la esperanza.

Miquel Siguan.
El sentido de la historia en: Moisés Esteban y Josep Ribot (cord.) Reflexiones en tormo a la psicología. Universitat de Girona. Girona 2007

martes, 3 de abril de 2007

EUROPA EN PUNTO MUERTO

Cruz. Desde el final de la ultima guerra mundial, a mitades del siglo XX, quedó claro que los países europeo habían dejado de ser el centro de la historia y que su única posibilidad de mantener algún protagonismo era uniéndose. El tratado de Roma inició el camino que debía llevar hasta este objetivo y efectivamente a lo largo de los años al mismo tiempo que aumentaba el número de países miembros se avanzaba en establecer una cierta estructura común hasta que se estableció una moneda única. Pronto resultó evidente que para mantener la cohesión y para admitir nuevos miembros había que robustecer los lazos y adoptar una Constitución pero se puso la carreta antes que los bueyes y se aceptaron nuevos miembros y en cambio no logró aprobarse la nueva Constitución con lo que la impresión de desconcierto es cada vez mayor al mismo tiempo que el peso de Europa en la política mundial sigue disminuyendo. El europeismo parece haberse agotado.Cara. Hoy nadie se acuerda de cuando para cruzar una frontera había que mostrar el pasaporte. Y el euro, introducido mas recientemente, ya se puede considerar irreversible, ningún país europeo podría arriesgarse a volver a acuñar moneda por su cuenta porque sería blanco fácil para los especuladores. De hecho hemos avanzado mucho más de lo que nos damos cuenta, nuestra interdependencia es cada vez mas fuerte y en muchos aspectos es irreversible.Canto. La construcción de una Europa unida sigue avanzando pero no sabemos hacia donde va. No hay partidos políticos que incluyan a Europa en sus programas ni hay dirigentes estatales que se hagan campeones del europeismo. Hay una falta evidente de liderazgo.

Miquel Siguan

lunes, 2 de abril de 2007

EL RETO DEL FUTURO (LA VANGUARDIA 12. II. 07)

Los seres humanos de hace un siglo no eran mas inteligentes que nosotros y sus sociedades no eran menos injustas y conflictivas que las nuestras pero en cambio veían el futuro con un optimismo que hoy no sentimos. A comienzos del siglo XX el progreso científico permitía aplicaciones sensacionales como la electricidad o el telégrafo, mientras la industrialización facilitaba la multiplicación de bienes de todo tipo. Es cierto que las sombras también abundaban, la industrialización con su división tajante entre obreros y capitalistas había multiplicado las situaciones de miseria pero se daba por supuesto que unos Estados liberales y democráticos con preocupaciones humanitarias encontrarían la manera de compensar estas deficiencias y entre las distintas formas de intervención el desarrollo de la educación era el arma fundamental para el progreso social. Y los que desconfiaban, que eran muchos, de que así pudiesen reducirse espontáneamente las grandes diferencias sociales, pensaban que los trabajadores porque eran mayoría asumirían un día democráticamente el poder e impondrían regimenes socialistas que asegurarían una mejor distribución de los bienes. Y los que creían, que tampoco eran pocos, que era una ilusión pensar que esto llegaría a ocurrir pacíficamente propugnaban el tomar por la fuerza el Estado para establecer una sociedad sin clases. De manera que: democracia liberal con conciencia social, socialismo y comunismo eran tres ideologías distintas y aun opuestas en sus tácticas y en sus objetivos pero que todas coincidían en prever un futuro mejor y relativamente a corto plazo. Tres ideologías a las que unos años después se añadirían el nacionalsocialismo totalitario que también confiaba en un triunfo rápido y en determinar el futuro durante el próximo milenio. Es evidente que quienes eran jóvenes hace un siglo tenían donde elegir y donde volcar sus energías.Ha pasado un siglo desde entonces y ninguna de estas esperanzas se ha cumplido, La técnica ha seguido progresado y nos ha traído novedades sensacionales en los sistemas de comunicaciones que han desembocado en la globalización de la economía con desplazamientos masivos de población y de sistemas de producción pero con ello las diferencias sociales en vez de disminuir han aumentado y fuera de Europa los regímenes coloniales se han liquidado pero en muchos lugares la explotación es peor que en la época colonial de modo que las grandes esperanzas colectivas se han disuelto. El comunismo no ha podido sobreponerse al colapso de la URSS. los partidos socialistas que han llegado al poder han tenido que echar agua al vino de sus programas y el liberalismo democrático con preocupaciones sociales ha sido substituido por la apología de la lucha por el éxito económico puro y duro. El mundo que dejamos a nuestros hijos o a nuestros nietos no es precisamente algo de lo que nos podamos sentir orgullosos, obligados como estarán a elegir ente la competición despiadada por el éxito económico o la tentación y el refugio de la evasión y la droga.Releo lo que llevo escrito y no me satisface. Refleja bien las decepciones que en el orden colectivo he sentido a largo de mi vida y han sentido mis contemporáneos pero es una perspectiva que para el joven y no digamos para el inmigrado recién establecido en Europa o para el europeo que hoy viaja a Bombay o a Shangay significa muy poco. De manera que voy a ampliar mi perspectiva para intentar entender mejor con que actitud abordar el futuro. Desde el comienzo de su historia la humanidad ha estado cambiando continuamente. Los hombres del paleolítico dedicados a la caza fueron substituidos por los hombres del neolítico agricultores con residencia estable que con el tiempo fundaron ciudades e imperios. Mas tarde las ciudades griegas acabaron integradas en el imperio romano y la disolución del imperio romano dio paso a la constitución de la sociedad feudal. Hoy estamos en las postrimerías de la sociedad moderna, surgida en Europa a partir de una ideología racionalista y optimista que justifica la revolución francesa y cuya concreción política han sido los Estados nacionales democráticamente gobernados y estamos entrando en una época postmoderna y globalizada que desborda las posibilidades de los Estados tradicionales. De manera que será necesario formular nuevas propuestas ideológicas que impulsadas por motivos éticos justifiquen la existencia de Estados que no solo sean plurinacionales sino, en alguna medida, pluriétnicos y aun pluriculturales y Estados integrados a su vez en estructuras mayores al estilo de la Unión Europea que por mucho que se empeñen los europeos en sabotearla es ya una realidad irreversible y simultáneamente será necesario potenciar las estructuras políticas a nivel mundial. Dado que la mayor parte de lo que acabo de decir va a contracorriente de las realidades existentes es evidente que estas innovaciones tardarán en formularse y mas todavía en aceptarse de modo que el mundo que dejamos en herencia a los jóvenes es un mundo convulso y ambiguo aunque la dirección en la que debe buscarse la salvación parece clara.Vuelvo a releer lo escrito hasta aquí, y sigue sin satisfacerme. Es una interpretación del presente a partir de la historia hecha por alguien que cree conocerla y que pontifica desde este conocimiento. Pero ¿que habría pensado yo en plena juventud de una interpretación similar? Me habría dicho que era una visión interesante del pasado pero que lo que a mi de verdad me interesaba eran los retos que me planteaba el presente y las posibilidades que se me abrían en el futuro. Y esto es lo que puede pensar hoy un joven, que nunca los retos han sido tan fuertes con la posibilidad añadida de que estemos agotando los recursos naturales y alterando los equilibrios de la naturaleza pero que nunca también las posibilidades han sido tan abiertas. Nunca como hoy han tenido los jóvenes tantas posibilidades para labrarse un futuro estrictamente individual al servicio del propio éxito pero también nunca como hoy han tenido tantas posibilidades para intervenir de distintas maneras en el destino del mundo y de intentar mejorarlo. Para decirlo con el poeta, nada está escrito y todo es posible. Solo hace falta ponerse a la tarea.

Miquel Siguan
Catedrático emérito de la UB
msiguan@ub.edu

Frase a destacar: "el mundo que dejamos en herencia a nuestros hijos o a nuestros nietos no es algo de lo que podamos sentirnos orgullosos"

domingo, 1 de abril de 2007

DEL USTED AL TU

En todas las lenguas para dirigirse a un interlocutor se utilizan formulas verbales distintas según quienes sean los que dialogan, formulas que, en español como en catalán, son el "tu", con la forma verbal en segunda persona del singular, para dirigirnos a quienes nos son mas proximos, el "vos" y la segunda persona del plural para indicar una menor familiaridad o una cierta distancia social y finalmente "usted", abreviatura de Vuesa Merced, con la tercera persona del singular para indicar la máxima distancia. Con el paso del tiempo en español, como en catalán, la forma "vos" ha caído en desuso y se ha generalizado el "Usted". En el francés por el contrario se ha mantenido el "vous" y ha desaparecido el equivalente al "Usted" mientras que en inglés lo que prácticamente ha desaparecido ha sido el "tu" que solo se mantiene en los rezos tradicionales para dirigirse a Dios. Digamos en seguida que esta desaparición no significa una igualación pues en inglés, como en cualquier otra lengua, hay otras fórmulas para dejar clara la categoría del interlocutor o la intimidad de la relación, por ejemplo se puede optar entre llamarle por su apellido o por su nombre de pila lo que significa mayor familiaridad. Otra formula es añadir al nombre algún titulo, por ejemplo "Señor profesor". En Alemania y en general en el norte de Europa esto es mucho mas frecuente que entre nosotros y nadie tiene reparo en decir "Su magnificencia" al dirigirse a un Rector de Universidad. Y recuerdo que cuando al director del Instituto de Psicología de Londres que yo frecuentaba la reina le concedió el ingreso en la Orden del Imperio Británico al día siguiente todos los que hablaban con él anteponían "Sir" a su nombre.El tratamiento muchas veces no es reciproco, el superior se dirige a sus inferiores tratándoles de "tu", así el padre al hijo, el amo al criado, el noble al plebeyo, el rey a sus súbditos, mientras estos utilizan el "vos" o el "Usted". Pero es posible que a medida que aumente la relación el interlocutor de mas categoría proponga "apear el tratamiento" o sea pasar al "tu". En otros casos es el ingreso en un determinado grupo o asociación lo que confiere el derecho a tutear a todos los miembros del grupo.Los usos sociales aceptados son distintos según las lenguas y según los lugares. Desde mi primera visita a Madrid me di cuenta de que si en Barcelona solo me tuteaba con las personas con las que tenia un cierto grado de intimidad o de confianza en Madrid bastaba poco mas que la presentación para pasar al "tu". Y si en Barcelona el apelativo con el que propios y extraños me denominaban era "Doctor Siguan" en Madrid me convertía inmediatamente en "Miguel" o para expresar mayor distancia en "Don Miguel".La diferencia de usos produce a veces sorpresas y malentendidos. La primera vez que estuve en Paris hace muchísimos años, me senté en el comedor de la Cité Universitaire delante de una joven francesa y aunque era una perfecta desconocida me pareció de mínima cortesía dirigirle la palabra con un comentario banal y para sorpresa mía le oí aclararme que no recordaba haberse acostado conmigo y tardé bastante en entender que me reprochaba así el haberla tuteado. Aprendí así de golpe que el uso del "tu" era mucho mas restringido en Francia que en España y ya no volví a equivocarme y no me extrañé cuando en Bélgica advertí que había matrimonios que después de muchos años de casados seguían tratándose de "vous"Los usos no solo son distintos sino que varían a lo largo del tiempo y uno de los hechos mas singulares en el español hablado en España, y también en el catalán, probablemente por influencia del español, es la expansión del "tu". En el Quijote Sancho Panza se dirige siempre al caballero tratándole de "Vuesa merced" mientras Don Quijote le trata siempre de "tu". Pero mientras las personas de baja condición como los cabreros se tutean entre si en la mayoría de diálogos entre personas de similar categoría se utiliza el "vos". En cambio en la novela española del siglo XIX el "vos" ha prácticamente desaparecido y entre personas de similar nivel social y alguna familiaridad se utiliza el "tu" mientras para las relaciones con desconocidos y con persona de nivel social mas alto se utiliza el "Usted". En Catalunya se advierte algo similar aunque posteriormente se produjeron esfuerzos para difundir el "vos" y yo mismo trato de "vos" a personas que respeto.Pero fue coincidiendo con los profundos cambios sociales que se produjeron en los años 60 en España que se popularizó el uso del "tu" entre interlocutores cuyos contactos previos eran escasos e incluso relativamente alejados en la escala social. Las dependientas de las boutiques empezaban a tutear a las clientas que se sentían así rejuvenecidas y en la Universidad los estudiantes tuteaban a los PNN profesores jóvenes como ellos, la lucha antifranquista y el mayo del 68 eran el telón de fondo de una tendencia que parecía formar parte del proceso democratizador de la sociedad y que desde entonces no ha hecho mas que crecer y hoy hay centros de enseñanza en los que los adolescentes se acostumbran a tutear a sus maestros. Pero no todo el mundo lo considera un progreso.Visité hace unos días a un antiguo conocido, periodista que había sido director de una publicación importante y que cerca de los noventa ha quedado invalido y ha ingresado en un geriátrico. Solo e inactivo le encontré profundamente deprimido pero con momentos de rebelión. Y algo que especialmente le indigna es que cualquier cuidador, que no le conoce de nada y quizás creyendo que así le hace sentirse mas cómodo, le llama por su nombre de pila y le tutea. Se siente desposeído de todo lo que había llegado a ser y devuelto a la infancia. Para él el rodillo del tuteo representa una degradación.


Miquel Siguan
Catedrático emérito de la UBM
asiguan@ub.edu

Frase a destacar: "La diferencia de usos en el tratamiento produce a veces sorpresas y malentendidos"