jueves, 21 de mayo de 2009

EN PÚBLICO O EN PRIVADO La Vanguardia 18.V.2009
Hace unos días se desató una cierta controversia porque una diputada danesa del Parlamento Europeo dio el pecho a su hijo en pleno salón de sesiones y ello me ha recordado una anécdota que viví hace muchos años, seria el 1944 o 45, en pleno franquismo puro y duro, y muchos antes por tanto de que la liberación económica y la apertura y los turistas y el mayo francés y la píldora cambiasen las costumbres de los españoles. Estaba en Madrid porque solo en la Universidad de Madrid se podía alcanzar el titulo de Doctor y mi director de tesis me citó en un café de la Gran Vía madrileña. En aquellos años la Gran Vía estaba llena de cafés a la antigua usanza con mesas de mármol y divanes recubiertos de velludo rojo y sillas tapizadas a juego y en él que nos aposentamos teníamos frente a nosotros lo que parecía una tertulia de altos funcionarios orondos y satisfechos prolongado el café y el puro de después de la comida. Y en este escenario entró una gitana, de aspecto más bien deplorable, blandiendo en una mano un manojo de participaciones de la lotería y sosteniendo con la otra un churumbel apoyado en la cadera a la manera gitana. Pasó por las mesas ofreciendo su mercancía con escaso éxito y al llegar a nuestra altura hizo algo sorprendente, tocó con la mano al caballero que estaba en el extremo del diván para indicarle que se apartase un poco al mismo tiempo que señalaba al niño y el caballero sin mirarla se apretó contra su vecino de mesa dejando un espacio en el que la gitana se sentó y, sin que nadie le hiciese el menor caso, empezó a dar de mamar al niño. Me director de tesis me sonrió diciendo "Si esto pasa en Paris o en Berlín llamarían al loquero" Pensé que probablemente tenia razón.
Nací en Barcelona hace muchos años, algo mas de noventa para ser exactos, y cuando yo era niño las mujeres vestían de un forma notablemente recatada, con las faldas hasta media pierna o un poco más largas y los escotes cerrados sino era en las fiestas de la alta sociedad. Y aunque ya había mujeres que se bañaban en maillot era en lugares acotados de la playa. Pero en cambio desde pequeño estaba acostumbrado a que yendo en tranvía una mujer sentada frente a mí con un niño en brazos se descubriese el pecho para darle de mamar. Incluso recuerdo una vez en una iglesia y durante la misa a una mujer a mi lado con el pecho descubierto y un niño agarrado a él y ella levantándose o arrodillándose para seguir la ceremonia como los demás. Hoy las cosas han cambiado mucho, la falda puede ser larga o corta o no existir y lo mismo puede decirse del bañador o del bikini o de la tanga o de lo que sea y sin embargo es menos frecuente ver a una mujer dando el pecho en público. Y no digamos en un Parlamento. ¿Es esto un adelanto o un retroceso? ¿Un signo de independencia o una muestra de una nueva forma de sumisión a la mirada ajena?
Miquel Siguan msiguan@gmail.com

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